El
tiempo es un concepto relativo. Un instante puede hacerse eterno para muchos
mientras que para otros puede resumirse en un abrir y cerrar de ojos. Hay días
que necesitamos más de 24 horas para poder llegar a tiempo. Sin embargo, en
muchas ocasiones 24 horas pueden consumirte lentamente esperando a que por fin suene el despertador y puedas darle
la bienvenida a un nuevo día. Un día que no sabes como se presentará porque
solo el tiempo tiene la respuesta.
Vivimos
corriendo, dando zancadas y pasos imprecisos motivados por la celeridad de
nuestras vidas. Cuando en realidad, deberíamos caminar y saber en todo momento
a dónde nos dirigen nuestros pasos. Disfrutando del camino, gozando de la
compañía.
El
tiempo es traicionero. Perdona pero no olvida. Te da una tregua instantánea
pero con los años te ofrece las respuestas a todas tus preguntas, a aquellas
que te martirizaban y a esas otras que creías olvidadas en un cajón de tu
mesilla de noche. La misma mesilla que guarda todos tus secretos.
El
tiempo se vuelve un arma de doble filo. Te ayuda a sanar viejas heridas pero a
la vez te aleja de todo aquello que formó parte de ti.
Pero
lo que sin duda resulta ser el tiempo es efímero, pasajero, breve, fugaz,
perecedero. Así que de ti depende que lo aproveches y que cumplas tus sueños,
logres tus metas y alcances tus objetivos.
No
nos engañemos, no perdemos oportunidades, lo que perdemos es el tiempo.