lunes, 13 de abril de 2015

¿Y el doctor no está?


Todos tenemos problemas, por supuesto, eso nadie lo discute. Sin embargo, estos quedaron relegados a un segundo plano durante los 90 minutos en los que Carmen Moreno, Rafa Portillo, Sergio Gutiérrez, Carmen García, Beatriz Moreno, Beatriz Gutiérrez y Mario Portillo provocaron las innumerables risas del público congregado en el Teatro Ideal de Calahorra el pasado viernes. 

Seis pacientes con trastornos obsesivos compulsivos concentrados en la sala de espera de un psiquiatra reputado es el coctel perfecto para provocar las situaciones más disparatadas. 

Javier Gutiérrez, director del grupo Tagaste y parte del elenco de actores y actrices de la compañía supieron meterse al respetable en el bolsillo pasados los primeros 10 minutos. Risas desternillantes, carcajadas y aplausos esporádicos interrumpían constantemente a Carmen, Rafa, Sergio, Carmen, Beatriz, Mario y Beita quienes actuaron esta vez con sus propios nombres. ¡Benditas interrupciones! pensarían estos chicos y es que me consta que tenían mucho miedo por no provocar en el público el efecto deseado. 

Si no fuera poca la presión ejercida por las numerosas ocasiones en las que el Grupo Tagaste ha colgado el cartel de no hay localidades, esta vez los chicos de Javier quisieron ir más allá fijándose tres grandes retos para la obra que lleva por título ¿Y el doctor no está?

El primero es subir al escenario a una actriz embarazada lo que entraña mayor dificultad. En mi opinión, Beatriz Moreno supo solventar este handicap ya que estuvo inconmensurable en todo momento. El segundo es la interpretación de Mario quién encarnaba el personaje de un argentino con problemas con las rayas del suelo.  Hablar durante hora y media con ese acento tiene su mérito. Por último, la puesta en escena sumamente arriesgada puesto que tan solo siete sillas vestían el escenario. 

No les hizo falta nada más ya que habían ganado la batalla, habíamos empezado a reír y no veíamos la forma de parar. El baile que Carmen se marca nada mas comenzar, las repeticiones de Beita (diálogos y gestos incluidos),  las cuantiosas cifras que Sergio tuvo que aprenderse, el cambio de registro de Rafa con un tono de voz mucho más agudo al que está acostumbrado y la pulcritud de Carmen nos hicieron pasar un rato agradable. 

Y llegados a este punto creo que es la hora de dejar de escribir para evitar destriparos el resto de la obra a todos aquellos que queráis verla el próximo 16 de mayo pues la vida y el Teatro Tagaste siempre dan una segunda oportunidad.


                                  Cartel de la obra

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