Un guiño a la vida,
aunque pueda parecer contradictorio, es
lo que define a María de Villota. Es el título que ella misma eligió para la
columna que escribía asiduamente en la revista Yo dona.
María es el vivo
ejemplo de la perseverancia y resiliencia. No sólo supo hacerse hueco en un
mundo dominado por los hombres en el deporte de la F1 sino que no se rindió. No
solo volvió a nacer tras el accidente sino que supo reinventarse y continuar su
camino con más fuerza que antes. No es que viera la luz al final del túnel sino
que ella se convirtió en su propia fuente de iluminación. Su cambio de look,
sus labios siempre rojos y la
combinación del parche con su ropa marcaban el estilismo y la personalidad de
una mujer que tras perder un ojo se sintió más femenina que nunca.
Tuvo que disminuir la
velocidad pero eso no le impidió seguir adelante. Dejó de correr para luchar
contra el crono y empezó a caminar para disfrutar del trayecto y de todo lo que
le rodea.
Quería hacer un
pequeño homenaje a esa mujer con la que en cierta medida me identifico.
Me despido con la
dedicatoria del libro que hoy tendría que estar presentando María, “La vida es
un regalo”
“Y un día te das cuenta de que vivías
dormido, pasabas a ciegas y sentías a medias. Si un accidente no ha parado en
seco tu vida, vive soñando, pasea observando y ama apostando. Si un accidente
ha parado por un momento tu vida, sabes de lo que estamos hablando.”
Portada libro "La vida es un regalo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario