jueves, 24 de marzo de 2011

El tranque

Para que podáis haceros un poco a la idea de la realidad que estoy viviendo en Panamá, no sólo os hablaré de mi trabajo sino que a través de mis palabras intentaré trazaros una imagen lo más aproximada posible del día a día en una ciudad como esta.

Aunque el estereotipo del panameño es más bien de una persona relajada, calmada que huye de las prisas os puedo asegurar que aquí se madruga mucho. Normalmente se entra a trabajar a las 8 de la mañana pero tienes que salir de casa como una hora antes. Da igual donde vivas porque aquí el problema no es la distancia sino el tranque, el tráfico que se forma en las arterias principales de la ciudad.

Una de las cosas que más me han sorprendido ha sido el transporte. Aquí todo el mundo “maneja carros”. No se cuál es el índice de vehículos que hay en este país pero os puedo asegurar que es altísimo. Las otras alternativas son el taxi y los diablos rojos (así es como llaman a los autobuses aquí). La verdad es que desplazarse por Panamá no es nada caro. Ir en autobús cuesta 35 centavos que viene a ser algo así como 25 céntimos. Si vas en taxi lo primero que tienes que hacer es negociar el precio antes de montarte. Lo más habitual es que te cobren 1.5 $ ó balboas (que es la moneda panameña que tiene el mismo valor que el dólar). Esa cantidad equivale a 1,10 euros más o menos.
Como veis los precios son de risa comparado con las tasas de transporte europeas (que me imagino que son las tasas a las que todos los lectores de COMUNICANDO estáis habituados).

Aquí da igual cuanto tiempo estés en el taxi (os aseguro que demasiado) o la distancia que recorras. Entre dólar y medio y dos dólares está la tarifa media.
Otra cosa que me ha sorprendido, aunque ya me habían avisado, es el hecho de que los taxistas vayan recogiendo a varios pasajeros en un mismo taxi. Hay casos en los que te preguntan si no te importa que suba alguien, en otros casos tu opinión les interesa más bien poco.

Sin duda Panamá es un paraíso en cuanto a las dietas por transporte pero os puedo asegurar que es un infierno en cuanto a la conducción. Y es que aquí “manejan” muy, pero que muy agresivo. Es muy habitual que te piten y se acuerden de tu madre mientras les adelantes (eso puede que sea lo más suave que escuches). Una de las cosas que me dijeron nada más llegar es que si aprendes a conducir en Panamá puedes conducir en cualquier parte del mundo. Y después de una semana aquí puedo decir que tienen toda la razón.

Por último, deciros que aquí no veréis pegatinas de bebés a bordo sino de angelitos a bordo. La primera vez que lo vi, me resulto muy gracioso.

                              Foto de un diablo rojo


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