Curiosidades

Curioso es que en el supermercado no te den a probar queso o galletitas sino que te den un ron con coca cola. Hacer la compra con un cubata en la mano y que no te miren raro es algo muy curioso.

Curioso es que cuando sales de marcha y regresas a casa primero pares a comerte un sancocho (sopa). Creo que lo curioso es que no vomitan con esa mezcla de cubatas con sopa.

También es curioso que la gente aproveche para hacer la compra cuando viene de fiesta ya que los supermercados están abiertos  24 horas. Esto no me lo explico. A no ser que compres hielo y algo para continuar la fiesta en casa. Eso sí sería lógico. Pero ponerte, que si huevos, papel higiénico… No hombre no. Vete a dormir la mona y ya volverás mañana.

Curioso es que en las puertas no ponga tire o empuje sino hale o empuje. El primer día que vi halar dije a ver ¿me la juego y hago un para adentro Romerales o me como la puerta intentado empujar? Tuve suerte y resultó que halar es tirar así que mis dientes siguen sanos y salvos.

Curiosa es la afición de los panameños por los equipos españoles.

Curioso es ver cómo con estos calores la gente lleva manga larga, polares en las oficinas e incluso camisetas interiores. También es curioso que casi todas las mujeres lleven el pelo largo. A mí me ha crecido un poco el cabello desde que llegué y ya me da un calor horrible. No quiero ni imaginar lo que es tener una melena larga en Panamá.

Curioso es que en Las Tablas, la mayoría de personas nace en noviembre. Esto no es curioso es cuestión  de echar cuentas y ver que a mediados de marzo son los carnavales. Ya os imagináis el resto ¿no?

Curioso es que aquí no han llegado las vitrocerámicas. Siguen con sus fogones y su butano pero no sé si aquí también existe el mito del butanero.

Curioso es el nombre de la ciudad de Penonomé, capital de la región de Coclé. Resulta que la leyenda dice que un cacique indígena llamado Nomé penó en las faldas de la montaña la muerte de la princesa a la que amaba. De ahí “penó Nomé”.

Curioso es este país en general. Pero lo más curioso es que no me canso de descubrir cada singularidad de Panamá.